¿Cómo se hace el pan “Matzáh? (pan sin levadura)

Es el más sencillo de todos los panes. Sólo se usa agua y harina de trigo.   Se amasa la harina con agua, rápidamente, se estira apresuradamente en forma de oblea aplanada, es decir, lo más delgado posible. Luego se lleva al horno. Entre la amasada y la cocción no debe pasar de 18 minutos, porque científicamente está demostrado que las harinas cuando son tocadas por el agua, luego de 18 minutos fermentan. Esa es la razón, por la que el horno debe estar previamente calentado y el amasamiento debe hacerse muy rápido, de lo contrario dejaría de ser un pan sin levadura. 

Las galletas de soda llevan levadura, y el pan árabe es uno de los panes con mayor cantidad de levadura y en muchos casos le agregan manteca, empeorando su condición saludable para aquellos que les gusta hacer dieta; la cocción del pan árabe es el que menos tiempo pasa en el horno, por la alta proporción de levadura, y justo por esa condición es el pan que le sale moho o se pudre más rápido. Por ende, ningún pan con levadura, o nada que lleve levadura, tiene la condición fundamental como requisito para ser considerado como el pan que debe usarse en este acto tan sagrado.

Sabía usted que el Matzáh no se echa a perder, y si las condiciones climáticas son favorables, puede pasar cualquier cantidad de años manteniéndose intacto, parecido al pan que estaba en el lugar santo, llamado el pan de las proposiciones que sólo lo comían los sacerdotes y levitas, aunque este último pan sólo pasaba una semana en la mesa de las proposiciones, porque eran cambiados semanalmente. Es enigmático, lo que he podido experimentar haciéndolo, años tras años.

Se presentó un sólo Matzáh, porque el Matzáh representa el cuerpo de Yehoshua, que es uno sólo, así como una sola es su iglesia. Efesios 4: 1- 4. Uno de las oraciones más llamativas de Yehoshua, fue la realizada en el Getsemaní, Juan 17: 21 para que todos sean uno; como tú oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.  Esta oración es demasiado gloriosa, poderosa, no hay palabras para calificar lo grandioso de esta oración, pero entre los objetivos visionarios de Yehoshua es que su Iglesia sea una, y que seamos uno con Él, y no sólo con Él, también con el Padre.

A esto le he llamado el poder de la Unidad, la Unidad de la Iglesia es un acto divino y sobrenatural, por medio del cual el Espíritu de Elohím, inserta una persona regenerado y santificado, dentro del Cuerpo “La Iglesia” (1 Corintios 12:13); lo coloca, primeramente, en una relación íntima y vital con Yehoshua, Su Cabeza (Juan 15); y luego, en una posición definida dentro del Cuerpo y en relación recíproca con respecto a los otros miembros del Cuerpo. (1 Corintios 12:14-18), en virtud del amor de Elohím que ha sido derramado dentro de sus corazones. (Romanos 5:5; Colosenses 2:2).

El Maharal explica que es por esta razón que se les ordenó comer matzáh cuando observaron el primer Pésaj durante su liberación, y por cada Pésaj subsiguiente a través de toda la eternidad. La matzáh es la única comida cuya fabricación exige que sea creada sin tiempo, más allá del tiempo, lo más rápido posible. La prohibición de la levadura también nos enseña que la naturaleza no funciona independientemente, sino, que es controlada por Elohím. La naturaleza es la voluntad de Elohím, que se sobrepasa al mundo natural.

Cuando se aplica al ser humano mismo, los sabios enseñan que la «presumida» naturaleza del jamétz simboliza el rasgo de carácter de arrogancia y presunción. La matzáh plana y sin leudar representa la humildad total incuestionable, sólo sinónimo aquí de absoluta adoración y rendición. La humildad es el comienzo de la liberación y el fundamento del crecimiento espiritual. Sólo una persona que puede reconocer sus deficiencias, limitaciones y someterse a una sabiduría más elevada, puede liberarse de sus propias barreras y oasis perniciosos. Cuando se come matzáh, interiorizamos la cualidad de humildad y unidad como la esencia de la fe.  Matzáh conlleva a liberamos de la arrogancia, el orgulloso, la vanidad, lo superficial, y el egocentrismo.

En un sentido simbólico, los Hijos de Israel habían comenzado a «fermentar» en Egipto hasta el punto que casi se convierten en jamétz. Elohím salvó a Israel de volverse jamétz, lo que habría significado la destrucción de Israel. Fue la mano redentora de Elohím lo que garantizó que Israel permaneciera siendo «matzáh», porque la esencia de Elohím es su eternidad, así como lo es su iglesia.

Por las razones antes mencionadas, las palabras «mitzvá» y «matzáh» son análogas. Muchos rabinos enseñan «mitzvá she’haba’ah leyadjá al tajmitzéna» “cuando un mandamiento llega a tu mano, no permitas que fermente”; es decir, cuando la oportunidad de hacer una mitzvá “mandamiento” surge, hazlo rápidamente. Esta enseñanza aplica la urgencia de hornear matzáh para Pésaj con prontitud. Del judío se espera que conquiste el tiempo, que viva más allá del tiempo, que asocie su vida con Elohím, que es atemporal y eterno. El judío nunca pierde el tiempo; el presente es ahora, ésta es la razón por la cual es tan preciado. El judío emplea el tiempo para dirigir este mundo de tiempo limitado hacia los objetivos de la eternidad.

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